Desde niño Carlos Contreras creció rodeado de los aromas y sabores de la cocina tradicional de su abuela y de sus padres, esta pasión lo llevó a convertirse en cocinero. Es profesional en Hotelería y Turismo de la Unab, también cursó estudios de cocina y pastelería en el Instituto Mariano Moreno de Bogotá y realizó un Master en Alta Cocina en el Basque Culinary Center de Sebastián España, una de las escuelas de gastronomía más prestigiosas del mundo. Su experiencia se ve reflejada en un proyecto que hoy tiene nombre: Maíz Pelao.
El menú de su autoría incluye recetas tradicionales colombianas con un toque vanguardista y contemporáneo aprovechando productos regionales, como los bocadillos de Vélez y Mogotes, las almojábanas de Málaga y el queso Paipa de Boyacá entre otros. La idea es rescatar una identidad que se ha venido perdiendo a través de preparaciones como la pepitoria, el cabro o la carne oreada que sorprenden por su originalidad.
Según resalta el Chef “Cada plato se elabora de forma especial”, muestra de esto son sus empanadas de yuca rellenas de pepitoria de cabrito y huevo tibio de codorniz o las arepas de maíz pelao acompañadas con punta de anca de res oreada y salteada con guarapo, ají de uchuvas y cebollitas ocañeras. Tampoco se pueden dejar de probar sus postres, entre ellos la torta de queso de hoja de Vélez y suero costeño, sobre una base de galleta “cuca” crocante con mora en tres texturas.
La decoración se basa en detalles autóctonos como muros de tapia pisada con materiales traídos de Barichara y la Mesa de los Santos. La vajilla es exclusiva y fue elaborada con piedras del Cañón del Chicamocha por el diseñador Santandereano Luis Carlos Reyes. Un detalle para resaltar es la fachada impregnada de molinos caseros que forman un jardín vertical en homenaje a la molienda de maíz casera que representa la esencia del restaurante.